Todo empezó una soleada tarde de septiembre junto al templo
de Debod. Mi marido y yo acabábamos de disfrutar de un largo mes de vacaciones.
Habíamos recorrido los Pirineos, descubriendo bellos y frondosos paisajes como
los del Parque Nacional de Ordesa los cuales me veníeron a la mente, mientras
mi mirada lejana y soñadora se perdía mirando la sierra madrileña difuminada en
el horizonte desde la colina del templo. Me pregunté entonces por qué no podía
descubrir esa cercana y hermosa sierra u otros lugares similares de la
geografía española..
Para mi nuevo reto no podía contar con mi marido. Su trabajo
en el sector de la hostelería, le mantiene ocupado casi todos los fines de
semana. Así que estaba solo. Mi otro problema es que no dispongo de vehículo en
Madrid.
Empecé buscando por Internet. Localicé algunos grupos
organizados pero todos estaban dirigidos a aficionados heterosexuales. La
orientación sexual no era para mí un requisito, pero tenía claro que me iba a condicionar
un poco, sobre todo entre desconocidos. En eso estaba, cuando a través de un
amigo, supe que en COGAM, el colectivo gay de Madrid, existía un club de
senderistas. No lo dudé ni un segundo, me metí en su página Web, sección Senderismo y ahí encontré bastante
información. Leí que los lunes tenían reunión y acudí a la primera que pude
No encontré una reunión formal, con todo el mundo sentado alrededor
de una mesa. Ni mucho menos. Me recibió un chico guapo, entrado en años como
yo. Se presentó dándome un beso en cada mejilla. A mi cultura germánica, que
llevo arraigada desde 1972, le sorprendió gratamente. El chico me informó con
detalle sobre las excursiones, los diferentes grados de dificultad y me recomendó
el material mínimo necesario para no tener problemas en la montaña. Fue un rato
de charla muy agradable que acabó con otros dos besos. Me invitó a que bajase a
la planta de abajo, una de esas salas con bóveda tan típicas de los edificios
centenarios del centro de Madrid. Allí me encontré un grupo de chicos y chicas
de todas las edades en animada charla. Al fondo, dos personas parecían estar
organizando algo. Nada más acercarme, uno de ellos me preguntó si quería
apuntarme para la excursión del siguiente domingo. Dije que sí y el primer
sorprendido fui yo porque no tenía ni idea de a dónde era esa excursión. Anotaron
mi nombre en un listado y me dijeron que debería de estar en la plaza de
Castilla, en la puerta del Hotel Abba a las 08.30 de la mañana y que
partiríamos en coches particulares hacia la Sierra de Madrid.
Durante toda la semana, me dediqué a ver tiendas de deporte
de montaña. No tenía de nada. Necesitaba un calzado adecuado y algo de ropa
cómoda. No quería gastarme mucho dinero porque no pretendía convertirme en un escalador
del Himalaya ni tampoco sabía si la
experiencia se iba a repetir. Así que compré un par de botas asequibles, me
corté un pantalón viejo y añadí una camisa ligera.
Llegó el domingo de mi primera excursión. Llegué media hora
antes al punto de encuentro. Naturalmente, no había nadie excepto un grupo de
mendigos bastante numeroso con el plano de Madrid. Uno que parecía el jefe,
daba instrucciones como distribuyendo a los demás por lo lugares donde
mendigar. A la media hora exacta, empezaron a aparecer los primeros compañeros
de excursión. No había duda: pantalones de montaña, mochilas a la espalda y
bastones. Cómo era el nuevo, se me acercaron y entre tímidos y dudosos, algunos
me preguntaros si era de COGAM. Llegó el organizador, leyó mi nombre y me
adjudicó en uno de los coches junto con otros tres compañeros. Y nos pusimos en
ruta.
Así empezó una experiencia que se ha convertido en una gran
afición. Tras casi dos años, he visitado lugares a los que creo que no habría
ido por iniciativa propia. He disfrutado de la naturaleza y de la cultura de
los más variados y pintorescos paisajes de la geografía española; pero lo mejor de todo es que he tenido la
oportunidad de conocer y hacer un montón de nuevos amigos que han contribuido a que hoy por hoy me encuentre maravillosamente bien en esta
populosa y acogedora ciudad que es Madrid
Juan Iborra
Senderismo COGAM
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