El psicólogo Gabriel J. Martín, en
su notable obra “Quiérete mucho maricón”, establece que la meta a la que
debemos aspirar los homosexuales (también bisexuales; la transexualidad, por su mayor complejidad, se
tratará en el siguiente artículo) es a la de vivir nuestra orientación sexual
con la mayor naturalidad del mundo, obviando la homo(bi)fobia, estereotipos y
prejuicios sociales e iniciando un proceso de autoaceptación que nos llevará a
incrementar nuestra autoestima y estado general de salud física hasta niveles altísimos.
En este proceso de autoaceptación,
la salida del armario se convierte en un paso natural e inevitable, una de las
mejores actuaciones que podemos llevar a cabo por el bien de nuestra salud
mental y emocional.
Se trata de una experiencia
profundamente liberadora porque reducimos el estrés de esconder nuestra
identidad, pasando de vivir sometidos a la sospecha permanente, cuidando
gestos, palabras y reacciones (y sintiendo culpa por no decir la verdad o dolor
por considerar que toda tu vida es una mentira), a llevar una existencia
construida a base de honestidad, intimidad y complicidad, donde nuestras
relaciones son más auténticas al interactuar desde lo que somos en verdad.
A continuación un breve análisis de
este proceso de especial trascendencia en nuestras vidas, a través del listado
de varios puntos a tener en cuenta.
a) Antes de salir del armario:
-La decisión de salir es muy personal
y no obligatoria. Cada uno es el único que sabe qué es lo mejor para sí mismo y
sus sentimientos. ¿Estamos preparados?
-Debemos sentirnos cómodos con la
condición de homosexual o bisexual. Hay que tenerlo claro, no sentir dudas, no
estar confundido.
-Nuestra integridad física o
psicológica no debe correr peligro. Al salir del armario siempre corremos
riesgos, la reacción de las otras personas puede ser difícil e incluso
imposible de predecir. Pero si vivimos en un país donde es delito la
homosexualidad, o en una familia tremendamente conservadora y homó(bi)foba, que
además nos está pagando la universidad, no es el mejor momento para ello.
b) Durante la salida del armario:
-Se recomienda siempre salir poco a
poco, yendo de lo más fácil a lo más difícil y generando apoyo social. Antes de
que se lo digamos a nuestros padres es mejor abrirse a algún amigx o hermanx
con el que tengamos confianza. Así, en caso de producirse un rechazo manifiesto
por parte de nuestros progenitores, no nos sentiremos solxs. Además habremos
desarrollado estrategias y habremos visto qué nos funciona y qué no.
-En la salida con los padres es interesante
primero que tanteemos el terreno para percibir qué opinan acerca de la
homo-bisexualidad. Debemos sentir que hay unas probabilidades razonables de que
la reacción sea positiva y escoger un momento donde no haya una gran tensión en
el ambiente.
La asimilación de nuestros
progenitores es muy lenta, con lo que debemos armarnos de paciencia. No hay un
periodo de tiempo determinado para que los padres se ajusten. Al principio pueden
estar en shock; después, a medida que van avanzando en el proceso, es
interesante hablar con ellos del tema LGTB+ y proporcionarles literatura sobre
nuestro colectivo.
No podemos olvidar que la familia
pasa a iniciar un proceso similar al atravesado por nosotrxs, sin saber si
decírselo al resto de la familia o a la sociedad en general. “Nadie sale solo
del armario, siempre es un proceso familiar que afecta a todos”, como bien
establece Ángel Luis Maroto en su estupendo libro “Homosexualidad y Trabajo
Social”.
c) Después de la salida del armario:
-Una vez revelada nuestra
orientación sexual a nuestrxs íntimos es interesante visibilizarnos con los
menos cercanos sin tanto formalismo. Por ejemplo, una foto indicadora en tu nuestro
perfil de WhatsApp o en Facebook puede valer.
-Nunca dejamos de salir del armario.
Se presentarán muchas oportunidades donde tendremos que decidir si vamos a identificarnos
como LGB, ya sea en el trabajo, en una reunión de la comunidad de vecinos o en
una conversación en el taxi.
-No siempre es fácil estar fuera del
armario. Podemos tardar años hasta estar cómodxs del todo. A veces las cosas
salen mal y hay que seguir luchando. No obstante, seamos positivxs. Millones de
personas han salido del armario en todo el mundo y muchos piensan que fue lo
mejor que pudieron haber hecho en sus vidas.
Fran
Voluntario en Información LGTB+
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