Hace dos años percibí
que la parcela de mi vida afectivo-sexual no estaba completa. Soy bisexual y en
ese momento tan solo conocía a otra persona bisexual. Ser el único
ejemplar de tu especie hace que no crezcas plenamente. Somos animales sociales,
necesitamos el contacto y reflejo de nuestros pares.
Tecleé “bisexuales
Madrid”. “Bisexuales — Colectivo LGBT+ de
Madrid – Cogam” me saludó desde el primer puesto del buscador. Escribí con
pulso vergonzoso un correo sin saber qué decir mientras narraba prácticamente
todo mi vida. «¿Quién recibirá mi correo? ¿Alguien lo leerá? ¿Qué pensará? ¿Me
contestará?», un ligero temor me asaltó tras cliquear ‘enviar’.
Carlos, el
coordinador del Grupo de Bisexuales de COGAM, recibió mi correo, lo leyó y me
contestó. “Aunque este sábado no toca reunión, hemos quedado para organizar la
celebración del Día Internacional de la Bisexualidad”. «¡Guau! Hay un día
internacional enterito para la bisexualidad». Tras un año
trabajando con Carlos codo con codo en el año temático celebrado por la FELGTB ‘2016 Año de la Visibilidad Bisexual en la
diversidad’ sé lo que Carlos pensó al leer
mi correo. No porque me lo haya dicho él, sino que me lo ha mostrado al ir
conociéndolo y volviéndose una persona importante en mi vida.
El sábado por la
tarde fui a la calle Puebla número nueve. En el salón de actos de la sede de
COGAM siete personas en torno a una mesa alargada decidían cómo diseñar la
pancarta que se hondearía en la plaza de Callao el miércoles venidero, veintitrés
de Septiembre. Me recibieron y trataron con enormes sonrisas de comprensión,
franqueza, respeto y cariño. Tras unas horas de grato trabajo y enriquecedora
conversación fuimos a tomar un vino. Me sentía como en casa; con mis pares.
Durante más de un año
fui, segundo y cuarto sábado de cada mes, a las reuniones y actividades
organizadas por el grupo de Bisexuales. En todas, sin excepción, me recibieron
y trataron con enormes sonrisas de comprensión, franqueza, respeto y cariño.
Tras todas ellas fuimos a tomar un vino, sintiéndome como en casa; con mis
pares. A través de todas
ellas, en forma de conversaciones, charlas y talleres sobre bisexualidad y rodeada
de un generoso grupo de personas bisexuales y no bisexuales, me he sumergido en
mis entrañas afectivo-sexuales. Conozco y adoro mi bisexualidad. Pero esto, si
me lo permitís, lo relataré otro día J.
Hace dos años
percibí lo beneficioso que hubiese sido para mí si a mis quince años (el
momento de mi despertar romántico-sexual) el Grupo de Educación me hubiese
explicado que se puede ser bisexual, heterosexual, homosexual… Imagino a tres
personas adultas de diferentes generaciones, identidades de género y
orientaciones afectivo-sexuales frente a mí, en clase. A través de sus palabras
me transmiten que no soy anormal por ser bisexual, todo lo contrario, «lo que
pasa es que mi orientación, poco habitual, no es la normativa». “Así que vive
sin miedos ni complejos ni culpas”. Soy voluntaria de
esta gran familia educativa porque deseo ser esa adulta que yo no tuve. Mientras tanto,
os presento orgullosa al Grupo de Educación de COGAM
Hace dos años fui a
la calle Puebla número nueve. Si no hubiese ido yo no sería la persona que soy.
COGAM es fuente inagotable de personas fascinantes que irradian empatía,
altruismo, amor y fraternidad. De vivencias extraordinarias que me enriquecen y
desarrollan.
COGAM es para mí
más que una asociación LGBTI, más que voluntariado. Es parte de mi vida, parte
de mí.
Tania Criado
Voluntaria Educación COGAM
Vocalía de Salud - Junta Directiva
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