Entendemos como derechos reproductivos
los que buscan proteger la libertad y autonomía de las personas para darles
capacidad reproductiva, sin discriminación por género, edad o raza. Acceder a la paternidad y
maternidad ha evolucionado, con grandes
cambios en la reproducción, pero el modelo de familia también y si estos dos
cambios no caminan a la par, estarán
infringiendo el derecho de igualdad establecido en “La Carta Magna.”
Y es que las leyes van cambiando en
función de las necesidades de la sociedad.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEip-medSfYXr5qJ1azxZkSqYAz7sLKkel_gqsQ6KFUh5OEBQ544Z8FBAoiIAQejuZGX4byzQ6TDjYuthyGmjf1TFqLeLe6MsAsxE0sPecHvsWP7PA2wHnx3kmFgBnyu6XGj5zne692SHe2u/s400/ley-aborto-puebla-545.jpg)
Es una ley que otorga el derecho a la paternidad y
maternidad a personas cuyos óvulos y esperma sufren algún problema fisiológico,
que les impida engendrar un embrión. Es una ley muy evolucionada y acorde con
la sociedad actual, pero es también paradójicamente una ley discriminatoria ya
que excluye a las personas que no tengan útero para gestar. Es una ley que prohíbe a la mujer española renunciar a la filiación
materna en favor de una tercera persona. Es una ley discriminatoria para la
mujer ya que solo contempla la
reclamación de la filiación por parte
del varón y padre biológico, lo que significa que uno de los padres de intención
deberá ser varón, excluyendo de este derecho a su pareja y a las
familias monoparentales de mujeres y familias
de lesbianas. Es una ley en definitiva que impide a
las mujeres ejercer su derecho a decidir libremente.
Quien soy yo para decirle a otra mujer,
lo que debe o no debe hacer…? Todas las mujeres tenemos derecho a decidir
sobre nuestro propio cuerpo y a ceder nuestro útero a una tercera persona para
gestar a su hijo o hija, si así lo deseamos.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6jiRODfcD7p9Y8xDrp_u3I-VPONlgIoafBWCF2KQDp3OJUcUZUGTaoogRiIsXa0iWKSoBm9vkwCbsXdESc5jJ4yhjD7NVq5Kd8bfktcAWrKGCepPs4IZjF3E_z-moRqgWSQVXIY6uuEe7/s320/madre-alquiler-04.jpg)
No quiero juzgar a nadie porque yo no estoy en posesión de la verdad. Ni
siquiera estoy en “la piel” de quien toma esa decisión. No tengo ningún derecho
a criticar a quién lo haga. Solo creo que quien toma esa decisión debe de tener motivos muy grandes
y poderosos… Y eso ya merece todo mi respeto.
Sin embargo si quiero incidir en mi derecho a decidir. Estoy harta de
que en la mayoría de las culturas e incluso en la mía y en esta época de
cambios que me está tocando vivir, el padre, el marido, el hermano mayor e
incluso después el hijo… marquen el camino de la mujer. Estoy cansada de que un ministro decida sobre mi derecho a parir. Siento
decepción cuando marcan diferencia salarial entre ellos y ellas.
Estoy “hasta
la peineta” de que me quieran “en casa”, cuando yo me quiero “gata callejera.”
Me rebelo cuando me dicen princesa, mientras yo sueño con ser guerrera…
Y me sangra el alma…
Si, me sangra…!!!!!!!
Cuando nos matan…..!!!!!!!
Mujeres que estáis a mi lado en la calle, con las mismas consignas que
yo y bajo mis pancartas…
Mujeres que gritáis conmigo, que caminamos juntas, luchando por lo
nuestro, por lo femenino, mujeres que nos queremos lindas y libres, hermanas, hijas, madres y
amigas…
Compañeras de vida…
No decidáis también lo que debo o no debo hacer…!!!!
Dejarme decidir lo que es bueno o malo para mí y permitidme elegir… Por
favor…
Tengo derecho a ceder mi útero si esa es mi decisión y que nadie me
cuestione… El mismo derecho que tenéis vosotras a no cederlo. Quiero y exijo una ley que lo regule, me proteja y apoye mi decisión… Si es que alguna vez la tomo. Con todo derecho… Gracias.
Rebeca El Ave Fénix.
Estimada Rebeca:
ResponderEliminarDices que tus palabras "no aspiran a formar un debate sobre los motivos que llevan a una mujer a ceder su útero(...)" pero lo haces al apelar a tu derecho de hacerlo libremente y querer y exigir una ley que lo regule, te proteja y apoye tu decisión.
Coincido contigo en alguno de tus planteamientos, pero no en algunas afirmaciones, y menos aún en algún olvido (si es que son olvidos).
Y es que algunos de los motivos por los que, sin ser patriarcal, rasgarme ninguna vestidura, sin quererte en casa, en la calle, princesa o guerrera y declarándome feminista, muy feminista, estoy en contra de la gestación subrogada tienen que ver con cosas que, precisamente, no están en tu texto. Hablas de no discriminación por género, edad o raza. ¿Y la discriminación por clase? ¿Y las discriminaciones por condición sexual, país de nacimiento, condiciones de vida, acceso a una vida digna y libre? Hablo, en definitiva, de la discriminación de siempre, la de los ricos sobre las pobres y la de las ricas sobre las pobres. Cuando conozca casos de mujeres y hombres del primer mundo que ceden libremente su útero y resto de sus cuerpos para que una pareja sin recursos de cualquier lugar de la tierra, con independencia de su raza, origen, condición cualquiera, credo, etc. sean padres y madres, reconsideraré entonces algauna de mis mayores reservas al asunto. Mientras todos (todos. todos. todos) los casos que conozca sean los de (mayoritariamente) varones ricos que pagan a mujeres (con necesidad económica) por tener un hijo o una hija, no podré dejar de pensar que en el asunto de la subrogación hay un enorme componente económico y elementos de dominación del rico sobre la pobre.
No me gusta tampoco el que se hable de ministros, padres, hermanos e hijos castradores que marcan caminos olvidándonos de las mujeres que también lo hacen. Particularmente tengo mucho más en común, además de la disposición cromosómica XY y sus fisiológicas consecuencias con mi padre o con Zapatero que con mujeres como Ana Botella, Ana Mato, Sarah Pallin o Marine Le Pen. Tengo más en común con la mujer que subroga su vientre en Estados Unidos que con el hombre español que paga por ello. No me gusta, digo, el que se apele a las mujeres que se quieren lindas y luchan por lo femenino, a las madres y a las amigas. Yo apelo a las que se quieren feas y deciden o no son madres. También a las que no saben si son mujeres o no. Y a las que están en camino de serlo. Y a los que lo fueron. Porque apelo a todas y a todos los que entienden que esto es una lucha de todas y de todos, que no por ser mujer se lucha por las mujeres y no por ser hombre se lucha contra ellas. Por los y las que entendemos que la pobreza es discriminatoria y marca otras discriminaciones. A las y los que entendemos que la subrogación, como la anticoncepción, la libertad, la justicia y el feminismo no es cosa de mujeres o sólo de mueres, sino de personas que queremos un mundo mejor.
Aprovecho para pegar aquí un vínculo a un artículo de opinión en el Guardian de hace un par de días (www.theguardian.com/commentisfree/2016/feb/25/surrogacy-sweden-ban), a raiz de la prohibición de la subrogación en Suecia.
Un abrazo,
Estimada Rebeca:
ResponderEliminarDices que tus palabras "no aspiran a formar un debate sobre los motivos que llevan a una mujer a ceder su útero(...)" pero lo haces al apelar a tu derecho de hacerlo libremente y querer y exigir una ley que lo regule, te proteja y apoye tu decisión.
Coincido contigo en alguno de tus planteamientos, pero no en algunas afirmaciones, y menos aún en algún olvido (si es que son olvidos).
Y es que algunos de los motivos por los que, sin ser patriarcal, rasgarme ninguna vestidura, sin quererte en casa, en la calle, princesa o guerrera y declarándome feminista, muy feminista, estoy en contra de la gestación subrogada tienen que ver con cosas que, precisamente, no están en tu texto. Hablas de no discriminación por género, edad o raza. ¿Y la discriminación por clase? ¿Y las discriminaciones por condición sexual, país de nacimiento, condiciones de vida, acceso a una vida digna y libre? Hablo, en definitiva, de la discriminación de siempre, la de los ricos sobre las pobres y la de las ricas sobre las pobres. Cuando conozca casos de mujeres y hombres del primer mundo que ceden libremente su útero y resto de sus cuerpos para que una pareja sin recursos de cualquier lugar de la tierra, con independencia de su raza, origen, condición cualquiera, credo, etc. sean padres y madres, reconsideraré entonces algauna de mis mayores reservas al asunto. Mientras todos (todos. todos. todos) los casos que conozca sean los de (mayoritariamente) varones ricos que pagan a mujeres (con necesidad económica) por tener un hijo o una hija, no podré dejar de pensar que en el asunto de la subrogación hay un enorme componente económico y elementos de dominación del rico sobre la pobre.
No me gusta tampoco el que se hable de ministros, padres, hermanos e hijos castradores que marcan caminos olvidándonos de las mujeres que también lo hacen. Particularmente tengo mucho más en común, además de la disposición cromosómica XY y sus fisiológicas consecuencias con mi padre o con Zapatero que con mujeres como Ana Botella, Ana Mato, Sarah Pallin o Marine Le Pen. Tengo más en común con la mujer que subroga su vientre en Estados Unidos que con el hombre español que paga por ello. No me gusta, digo, el que se apele a las mujeres que se quieren lindas y luchan por lo femenino, a las madres y a las amigas. Yo apelo a las que se quieren feas y deciden o no son madres. También a las que no saben si son mujeres o no. Y a las que están en camino de serlo. Y a los que lo fueron. Porque apelo a todas y a todos los que entienden que esto es una lucha de todas y de todos, que no por ser mujer se lucha por las mujeres y no por ser hombre se lucha contra ellas. Por los y las que entendemos que la pobreza es discriminatoria y marca otras discriminaciones. A las y los que entendemos que la subrogación, como la anticoncepción, la libertad, la justicia y el feminismo no es cosa de mujeres o sólo de mueres, sino de personas que queremos un mundo mejor.
Aprovecho para pegar aquí un vínculo a un artículo de opinión en el Guardian de hace un par de días (www.theguardian.com/commentisfree/2016/feb/25/surrogacy-sweden-ban), a raiz de la prohibición de la subrogación en Suecia.
Un abrazo,
Amén
ResponderEliminarMuchas gracias por tu opinión Jesse Von Sjøgren. Opinando y viendo distintas formas de pensar, llegaremoa a buen puerto.
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