Además de antigua voluntaria y activista de COGAM,
soy una de las españolas que en los últimos años se ha trasladado a otro país buscando
mejores condiciones laborales y aprender algo de ingles. Sin ser muy original,
lo reconozco, el destino elegido fue el Reino Unido; y por suerte para mi desde
el primer día he podido continuar mi
carrera trabajando en el mismo sector que en España, que es el socio-sanitario, concretamente el de residencias para mayores. Y quería aprovechar esta especial
invitación a participar en este blog para compartir con vosotrxs ciertas vivencias
y reflexiones en relación al colectivo LGTB y su presencia en la sociedad
inglesa.
“Equality and diversity” (“Igualdad y
diversidad”) es el título de una de las temáticas recogidas en la normativa
escrita (“policies”) de mi centro de trabajo. Esta normativa constituye una guía
que regula la actividad acerca de diferentes materias y suele estar basada en
leyes de alcance nacional. En ella, además de figurar asuntos como “seguridad y
salud”, “control de infecciones” y “movilización de usuarios”, encontramos
también este otro aspecto que afecta a todxs y cada unx de lxs que traspasamos
la puerta del edificio, especialmente a usuarixs y trabajadores. “Equality and diversity” da nombre también a
una de las sesiones de formación interna que con carácter anual recibimos lxs
empleadxs al fin de recordar y promover la igualdad y el respeto a los seres humanos
por encima de cualquier condición como la edad, sexo, creencias religiosas u
orientación sexual, entre otras. Y no es que se trate de una empresa dedicada o
vinculada al colectivo LGTB; sino que en ella simplemente trabajamos personas
que prestamos un servicio a personas.
¿Y os preguntáis de qué tratan las sesiones de
formación sobre “igualdad y diversidad”? Bueno, pues para resumir deciros que
lo que más me gustó fue la inclusión en uno de los videos de un ejemplo de un
usuario transexual. Los videos planteaban distintos temas relacionados con la
discriminación en el entorno laboral, expresados a través de breves episodios
en los que se representaban situaciones hipotéticas en relación a residentes y
empleados en un centro de trabajo similar al nuestro. Y me pareció un gran
acierto incluir la transexualidad ya que lo considero un área en el que la
estigmatización y discriminación están especialmente presentes a causa del desconocimiento y falta de
información. Cabe mencionar también en este punto, que uno de los colectivos
protegidos por el Equality Act 2010, la cual es una ley de ámbito nacional, es
el de las personas transexuales, haciendo referencia explicita a los casos de
reasignación de sexo en su sección 7.
Pero no, tampoco es que me haya sentado a
escribiros para echaros una charla solo sobre el enfoque que el sector laboral
británico tiene a nivel teórico sobre el
colectivo LGTB. El objetivo es más bien otro: manifestar mi ilusión y complacencia
a consecuencia de ciertas experiencias vividas a nivel práctico; ideales anhelados
de justicia, sensibilización y cordura, que
de repente he comprobado que existen también en esta parcela de la sociedad. Mas
allá del hecho de haber pertenecido a
equipos de trabajo en los que se respetaba a compañerxs que estaban fuera del
armario, quisiera destacar especialmente lo maravilloso y esperanzador que esta
siendo conocer entornos en los que los usuarios del servicio, que se encuentran
ya dentro del rango de la tercera edad como os decía anteriormente, parecen disfrutar de su orientación sexual
abierta y libremente. Ante situaciones de usuarixs mayores que no esconden
tener una pareja del mismo sexo, y por
otro lado trabajadores que tratan el tema con toda normalidad, me temo – y muy alegremente- que estamos hablando
de otro nivel. Otro nivel de desarrollo en
el que el progreso llega hasta esos colectivos donde la realidad de las personas
LGTB parece más invisibilizada.
Con esto tampoco pretendo criticar los centros
prestadores de servicios a mayores en España, entre muchos otros motivos porque
hace tiempo que no trabajo en este país y prefiero no opinar sobre algo de lo
que no dispongo información o experiencias directas actuales. Tan solo trato de
poner sobre la mesa un excelente ejemplo de normalización del que seguro que
muchxs tendrían que aprender. Por ejemplo esas sociedades en las que los
derechos y libertades del colectivo LGTB parece que gozan de buen estado de
salud gracias a un respaldo legislativo y a una población cada vez más concienciada y educada al respecto;
pero siendo ese aparente buen estado de salud tan solo parcial.
En mi opinión personal quizá no sea suficiente
con pensar o escribir en una normativa (ya sea una ley de ámbito nacional o un protocolo
de una empresa) que se promueve la igualdad y diversidad. Si se es
LGTB-friendly, creo que además de serlo hay que parecerlo. Iniciativa y
proactividad pueden ser buenas actitudes a incorporar por parte de esos centros
para mayores que no lo están teniendo verdaderamente en cuenta; y empezar así
contribuir a que las personas mayores tengan mayor certeza de que podrán seguir
siendo ellas mismas también llegado el caso de vivir en un centro de esas
características.
Para terminar deciros a modo de curiosidad que
esos ambientes laborales respetuosos que he conocido en UK, también destacan
para mi por ser sitios superalegres, donde el personal esta de muy buen humor y
las risas forman parte de la jornada siempre que se puede, entre el personal y también
con lxs usuarixs; donde estos se arrancan a cantar espontáneamente….y lxs demás
se le unen y de repente te encuentras en un comedor lleno de octogenarios
cantando a capela en un concierto improvisado (verídico); donde también se
ponen a bailar si se tercia…en…fin…a nice sense of freedom… diversas piezas de
un mismo puzzle que parecen encajar bajo una especie de simbiótica interconexión.
Hasta el gato parece el felino más feliz sobre la faz de la Tierra. Falta un
cartel en la puerta principal que diga:
“Bienvenidxs a la nueva realidad”.
Cristina Jiménez Baños
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